Diego Argote es fotógrafe profesional del Instituto, donde se tituló en 2016 y actualmente ejerce como docente.
Por Jocelyn Jara
El docente, que imparte los ramos electivos de “Diario fotográfico”, “Foto poesía”, “Foto performance”, “Desacato fotográfico”, destaca que le “apasiona enseñar a partir de las emociones y las reflexiones, para que estudiantes puedan entrelazar sus biografías personales con la de otres y decir todo lo que muchas veces se les niega. Me interesa que mediante referentes latinoamericanos se inspiren y desarrollen, a través de la experimentación, obras que se desmarquen de la fotografía clásica para devenir aberturas y posibilidades múltiples de expresión. Me importa mucho que crean en sus propios trabajos, alentarles a brindarles herramientas y nunca opacar o ningunear una obra por el simple hecho de que otras personas insinúen que aquello ya se hizo, la mirada del otro/otra no es tu propia mirada”, comenta.
Hoy, Diego Argote se hace presente con su obra en Fotolatina 2022, el primer festival internacional de fotografía, que se lleva a cabo hasta el 29 de septiembre en la Casa de la Cultura San Pedro en México.
El festival está organizado por el espacio virtual de Lima, Perú, Terapia Fotográfica, en conjunto con la Casa de la Cultura San Pedro.
"Llegué a Terapia Fotográfica por mi amiga fotógrafa Vanesa Henseleit, quien también expone en Fotolatina y una de las organizadoras del festival y participé de la formación de Terapia, junto a Pablo Carvacho, docente de ARCOS por allá en el 2013, con quien tuve diálogos en algún momento, muy interesantes. Retomando, Vanesa Henseleit y Pablo Carvacho (Chile), junto a Ike Ishikawa (Perú) fueron creadores de este espacio que, en su necesidad de crecer y visibilizar la fotografía latinoamericana es que comenzó a realizar encuentros todos los viernes por la noche mientras la pandemia del COVID-19 cubría el mundo, creando al mismo tiempo su primera revista de fotografía colectiva", comenta Argote.
En dichos encuentros participaron Zaida González Ríos, Mane Adaros, Gabriela Riveras, Gala Garrido, Nelson Garrido, Adela Inés González, Andrés Valenzuela Arellano, Vanesa Henseleit y Carla Motto, entre otros artistas.
“Presenté en Terapia fotográfica mi trabajo visual, creando vínculos políticos y afectivos con los demás. Y a partir de esto es que se comienza a entrelazar Fotolatina, que instala en esta primera instancia miradas diversas respecto a dos temas como eje de la exposición: Mujeres Latinoamericanas y Ser(es) en América Latina, bajo la curaduría de Céline Fercovic y el apoyo agudo tanto de Adela Inés González como de Vanesa Vanesa Henseleit, sin ellas el festival no hubiese sido posible", señala el docente.
“Es una muestra que busca responder a las interrogantes sobre las identidades locales, de la cual formo parte como artista invitade, junto a otres artistas de la visualidad, cada uno/a de ello/as muy potentes en su hacer. Mi trabajo es una fotografía incómoda, una puesta en escena en mi casa, específicamente en el living, pensando en corporalidad indómita y deseos de escape. Aquí la imagen no es heterosexual, sino más bien una imagen oblicua, desobediente, fuera de normas y cánones higiénicos”, comenta.
¿Cómo ha sido su trayectoria, luego del paso por ARCOS?
Ha sido difícil avanzar, pero me he esforzado mucho para mostrar mi trabajo, cuando los espacios muchas veces son difíciles de conseguir o están llenos de burocracia o barreras para trabajos experimentales y desobedientes. Si bien soy fotógrafe profesional, esta no ha sido mi única herramienta para realizar mi obra, me dedico a las artes visuales, videos que devienen poesía y performance, utilizo la escritura para mover mis imágenes y no utilizo siempre el enmarcado y a muro, más bien proyecto a muro o uso herramientas diversas para manifestarme.
En estos últimos años mi trabajo no sólo ha circulado en Fotolatina, México. Sino también, por ejemplo, Belo Horizonte, Brasil. En el festival internacional de fotografía Santa Marta, Colombia. En el Instituto de Arte Contemporáneo (CICA), Corea del Sur. En Lima, Perú. En Millapiani, Roma, Italia. En la Galería de la Universidad Metropolitana de Santiago (UMCE). En el Museo de Arte Contemporáneo, Chile, del cual mi obra <<Yo, Híbrido>> forma parte de la colección que fue presentada en el Palacio Pereira. También he participado en encuentros de festivales Posporno con mis videos disidentes, tanto en Chile como en Polonia, Grecia, Francia, Argentina y Alemania. Espero que se activen espacios culturales que permitan lo experimental y abortar ese miedo policial a las imágenes que están fuera de la norma establecida y que estudiantes se motiven con sus propias obras y creer en ello y en la colectividad, nunca desistir.
¿De qué modo los conocimientos adquiridos en el Instituto han influido en su trayectoria profesional?
Para mí la escritura y la lectura en torno a la fotografía alimentaron mis deseos de adquirir y saber más del mundo de la imagen. Aprendí técnicas fotográficas para desarticularlas en el camino y que ha entramado mis trabajos: No es necesario una cámara millonaria para ser fotógrafe, sino que con lo más precario se puede hacer grandes cosas. La escritura y la lectura deben ser fundamentales, al igual que la técnica. Con esto, quisiera decir que para las futuras generaciones deberían implementar desde el año uno la escritura en torno a la fotografía. Con ello, aprenderán a desarrollar el lenguaje y la expresión de manera más fluida entorno, sin temores ni inseguridades. El conocimiento también está en la colectividad y no tan sólo en lo propio. El yo debe ser siempre múltiple. Y, por último, cuando se desea algo y lo expresas a alguien y ese alguien te tire para abajo, sea cual sea su comentario, nunca mirar hacia abajo, sino avanzar con ganas de realizar los deseos, eso también es un conocimiento para ti y que aprendí, desde el golpe, en los pasillos del Instituto.
Si tuviera que destacar algo de ARCOS, ¿qué sería?
A los docentes. Son el pilar fundamental del Instituto. Quienes ejercen la enseñanza desde su pasión notoria son quienes siempre lo dan todo para que los estudiantes crezcan y se fortalezcan en su devenir autor/artista, en torno a la fotografía. El conocimiento entregado es valioso para ese aprendizaje, tanto en el teórico como en lo práctico. Asimismo, debo acentuar a las docentes, hoy colegas que, por lo demás, son muy pocas, pero potentes. A modo personal, son ellas las que han movilizado, a través del tiempo, de manera importante y valiosa para mí, tanto en mi formación reflexiva, política y afectiva. De ellas aprendí muchísimo sobre la imagen y la vida.
¿Cómo su fotografía logró ser la portada del libro de Pedro Lemebel, “Poco Hombre”?
Hace muchos años que trabajo con un gran amigo Sebastián Calfuqueo, amigos de infancia por lo demás. Sebastián, de origen Mapuche, es artista y su trabajo multidisciplinar está bajo el contexto que moviliza su obra. Recurre a su herencia cultural para proponer una reflexión crítica sobre el estatus social, cultural y político del sujete Mapuche al interior de la sociedad chilena actual. Con Sebastián vengo trabajando hace algunos años, la mayoría de las fotografías se las realicé con mucho afecto y complicidad. En uno de nuestros viajes a Curacautín, Temuco, retraté a Sebastián entre quilas, lo que derivó a una de sus actuales obras “Las Quilas”. Esta fotografía forma parte del libro que fue seleccionada a petición de una editorial llamada “Las Afueras”, de España. A Sebastián y a mí nos emociona mucho que un libro tan importante, agitador y sísmico como el de Pedro Lemebel “Poco Hombre”, sea el moderador que contenta esta imagen nocturna. Significa mucho para nosotres.