"El efecto de la inclusión de lo digital no ha sido un aumento de la creatividad o de sonidos más interesantes".
Por Emiliano Aguayo, periodista, Director CREATE ARCOS
Mark Berger, 72 años, es un Ingeniero en Sonido invicto en las ceremonias de los premios Oscar.
Ha sido nominado 4 veces y siempre regresó a casa con la estatuilla, por “Apocalypse now” (1979), “The right staff” (1983), “Amadeus” (1984) y “The english patient” (1996).
Ha visitado 4 veces Chile y desde la primera vez, en 2003, cuando lo invitó al Primer Congreso Latinoamericano AES que organizó, siempre su visita al país ha estado relacionada al también Ingeniero en Sonido Roberto Muñoz, hoy Director de la Escuela de Sonido y Música del I.P. ARCOS. Y esta vez no fue la excepción, porque nuevamente lo quiso tener entre los participantes del 2º Encuentro Internacional de Sonido y Música ARCOS 2015, evento que también contó con la presencia de otros destacados exponentes nacionales y extranjeros, como Mario Breüer, Omar Lizama y Félix Pino-Kovalenko, quienes abordaron temas de producción, armonía, improvisación y sonido para cine, entre otros.
Mark, estudiabas psicología en la Universidad de Berkeley, donde decías que eras un cirujano de cerebros y desde ahí, por un trabajo de radio, te conectas con el sonido, lo que marca tu cambio absoluto…
Sí, se trataba de cómo se resistía la Guerra de Vietnam, trabajo que hice con una compañera que tenía un novio que era editor de películas, el que me invitó a hacer otro trabajo después. Nos fuimos a New Orleans como 9 meses para hacer un documental sobre derechos civiles de los negros en el sur de Estados Unidos.
Regresé y pensé que eso había sido más interesante que trabajar con ratones, o la misma vida académica.
Y comencé a acercarme a trabajar en el área audiovisual, hasta que un día eso me llevó a un estudio de Francis Ford Coppola mostrando una película donde había hecho la banda sonora y me invitó a trabajar con Walter Murch en una película “La conversación”, pero se demoró mucho y me fui a La Habana a trabajar en una entrevista de 3 días con Fidel Castro. Y cuando regresé, ya estaba en “El padrino II” y Murch me dijo “Bueno, como ya has estado en Cuba puedes editar y mezclar todas las escenas de allá”.
Ese es tu primer trabajo grande.
Claro, es mi primer largometraje fue nada menos que en “El padrino II”. Y ahí también me di cuenta que me gustaba mucho ese tipo de trabajo y que tenía el conocimiento para trabajar a ese nivel.
Vas a Cuba por una entrevista a Fidel Castro y por haber estado en la isla te contratan para hacer el sonido y las mezclas de las imágenes filmadas allí para “El padrino II”. O sea, gran casualidad.
Sí, momento justo en lugar preciso, pero también con los conocimientos necesarios.
A la fecha has estado en unas 170 producciones. Si tuvieras que elegir el trabajo más destacado, sea por director, película, premios, equipo de trabajo, ¿Cuál es el que más recuerdas?
Quizás sea mi trabajo en “Atrapado sin salida”, que hicimos en mi propio estudio en Berkeley, donde me encargué de manejar todo. Trabajé con mis equipos, con mis editores de música y mezcladores. Mi papel fue de supervisar todo.
Y bueno, luego pasarían casi 35 años que trabajé en ese mi estudio.
¿Qué otros trabajos hicieron allí, por ejemplo?
“Amadeus”, “Elegidos para gloria”, “Terciopelo azul”, “El paciente inglés”, “El talentoso señor Ripley” y muchas otras.
Varios éxitos.
Fueron muy buenos años desde los ’70 a inicios del 2000. Fue una época dorada para el sonido en el norte de California.
Había tres estudios, el de Francis Ford Coppola, Skywalker Sound de George Lucas y Saul Zaentz Film Center, donde logramos formar personas con ideas interesantes a nivel de boutique de sonido. Nos buscaban porque era un trato más personal.
Hiciste unas de guerra, otras de la mafia… Pero, como experto en sonido, en música, ¿cómo fue la experiencia de “Amadeus”?
Yo prefiero trabajar en diálogo y en música. Incluso mi reputación la formé como un tipo sensible en sonido de diálogo, como películas de drama antes que acción. Y, por supuesto, “Amadeus” es de esos proyectos que te llegan una vez en la vida, como “Apocalypse now”.
Y, claro, ¿Qué trabajo más cómodo que sentarse y escuchar la música de Mozart?
¿Es verdad que has ido al cine y que te molestan mucho los problemas de sonido en las películas?
Sí, he ido a tocar la puerta de la persona encargada de la proyección, especialmente al principio con mis películas.
Como yo sé precisamente cómo debe estar el sonido, encuentro que hay algo malo… Que el parlante o que el sistema de sonido de la sala no está bien. Y, claro, me han echado de la sala y ofrecido devolver el dinero, y la gente con la que voy, se complica.
No puedo disfrutar tanto mis películas, la verdad.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Pido un guion o un informe que me dé un sentido de la película que me entregue opciones de desarrollar cuántos y qué temas sonoros, que me muestre los diálogos, para saber qué trabajo debo hacer para que se entienda todo.
Saber de qué tipo es la música, si hay que hacer muchos efectos, los deseos o temas más importantes para el director, etc.
Cuánto ayuda hoy la tecnología.
El cambio más grande en mi trabajo ha sido la inclusión de lo digital por lo análogo.
Antes había que pensar más el corte que se debía hacer, con menos posibilidad de volver atrás. Ahora, por supuesto, es mucho más fácil, han aumentado los sonidos, hay más opciones.
Pero, hay un costo, y es que el efecto de la inclusión de lo digital no ha sido un aumento de la creatividad o de sonidos más interesante, sino que se centra más en posponer decisiones, porque es fácil cambiarlo más tarde. Ctrl + Z y ya.
La gente hoy es mucho más visual, también, no?
Sí, la gente está mirando mucho cine, aunque ha cambiado el formato, el tamaño de la pantalla en lo ve.
Primero el cine, luego la televisión y hoy hasta los relojes entregan la imagen.
Todo va adecuándose a formatos distintos, y no sólo la imagen, también el sonido, pero siempre existirá un lugar especial con pantalla grande, masiva y buen sistema de sonido. Eso no se perderá.
La industria musical se cae, pero hay más carreras ligadas a la música. ¿Cómo ves este panorama en el cine?
Si bien hay países donde no hay muchas películas cada año, en Estados Unidos hay muchas producciones, por lo que puedes dedicar tranquilamente al sonido de películas.
Has venido 4 veces a Chile a dar charlas. ¿Has tenido relación con la industria?
No, tengo más relación con algunas personas de la industria argentina, incluso asesoré sobre sonido a quienes en Argentina preparaban una película, pero acá han sido contactos netamente académicos.
¿Has visto cine chileno?
Sí, he visto algunas películas y alguna de ellas sobre Allende. Me parece un cine interesado en las relaciones humanas, en la familia, me gusta. Y qué bueno que así sea, porque sería un error tratar de competir con el cine norteamericano, por ejemplo.
¿Qué tal experiencia de conversar con docentes y alumnos en el 2º Encuentro Internacional de Sonido y Música ARCOS 2015?
Me voy impresionado por la pasión y el interés en la música de cine, su relación con los videojuegos, etc.
¿Por qué estudiar Música o Sonido hoy?
Si hay pasión, se debe estudiar. La educación es una forma de descubrir talentos y desarrollarlos en un contexto de conocimiento que hoy es a novel mundial, relacionado.
¿Para qué sirve el sonido al mundo?
El arte siempre es un aporte a la formación de un humano integral.
Y tú, ¿Cómo te relacionas hoy con la industria?
Cada vez más, por mis años y experiencia, estoy entregando mis conocimiento en charlas, seminarios. Y me acerco poco a las grandes producciones, pero si algún trabajo, algún documental me interesa, trato de estar allí, aunque sea de manera más independiente.