El jueves 25 de abril, a las 13:00 horas, en el Espacio Breve del Instituto, el director de la Escuela Héctor López comenzó indicando las características de lo respetado y querido que era el profesor que ARCOS pierde, para luego dar pasos a discursos de cercanos y familiares, la exhibición de un video y la revelación de una placa que bautiza a los estudios 3 y 4 de Fotografía como “Estudio Elías Lizama Henríquez”.
El fotógrafo, documentalista y docente de la escuela fue recordado por sus amigos, el director de la Escuela de Fotografía Héctor López y su ex estudiante Óscar Doussang, además de la presencia de su familia.
Su esposa e hijas llegaron al Espacio Breve a ser parte del homenaje y, justamente, Tamara y Florencia, agradecieron y tomaron la palabra para recordar a su padre.
Tamara, en este sentido, lo retrató desde su pasión, que ella veía desde pequeña:
“Desde que tengo recuerdos escuchaba un click. Sí, ese maravilloso sonido que era extraño para mí en ese instante, para ser después parte de mi cotidianidad. Provenía de un joven padre recibiendo en el pabellón a su hija, y que tuvo un privilegio que en aquel entonces no todos tenían: fotografiar un parto.
Esa no fue la única ocasión en que oí ese click. Comencé a crecer y nuevos elementos se sumaban a la escena. Ese joven padre que me llevaba de la mano constantemente y que me enseñó a caminar, que coloreábamos diversos lienzos de papel con imaginación y siempre música de fondo, que me llevaba al museo y me pedía mi opinión frente a cada obra de arte.
Él llevaba siempre consigo unas ‘cajitas negras’. Eran de variados tamaños y no todos los clicks sonaban igual.
Me divertía pensar qué tenían adentro las cajitas. Me divertía ver cómo papá sonreía cuando podía comprar una nueva o cuando podía agregarle piezas. Debe ser una especie de Lego exclusivo, pensé. No es igual al mío, pero arma y desarma según la ocasión y le dibuja una sonrisa que jamás podré borrar de mi mente”.
Florencia, en tanto, lo conmemoró desde un perfil paterno y familiar.
“El primer amor es el padre, masculinidad, belleza sospechosa, autoridad y ternura. Fuiste, eres y serás el padre más padre que pudo existir, por lejos. Y no uno perfecto, pero que, con su innata sobreprotección de su propio padre ausente, dictadura y miedo hermético, abraza la complejidad de tres mujeres que, frágiles diminutas habitantes de cuerpos pequeños, se desbordan con tu humor y constante amor. Tus caricias, extrema preocupación, atención, como una alarma que no deja de sonar, pero un silencio que acompaña hasta calles vacías de Europa. Contradicciones y emociones, ternura y autoridad, templanza e intensidad, dualidades que me abrazan con tu cuerpo delgado y moreno con los pocos pelos largos que te quedan y tu barba descolorida (…) Se nos desborda el alma entre gritos y llantos, un dolor en el pecho de esos que te dieron hace poco con tu partida-no partida. Es absurdo que duela el corazón y cada extremidad del cuerpo y tendrás que sacar fuerzas para tenernos paciencia que este dolor impregnado en los huesos se transforme un día, poco a poco, en dicha y tranquilidad. En felicidad de habernos tenido, en orgullo de habernos vivido”.
La ceremonia finalizó con un video de casi 30 minutos de una entrevista a Elías Lizama y la revelación de una placa conmemorativa con el anuncio que los estudios 3 y 4 de la Escuela de Fotografía pasaban a llamarse desde ese día “Estudio Elías Lizama Henríquez”.
“Quiero agradecer a ARCOS y a todos los que organizaron este evento. Muy emocionadas como familia. Increíble ver el amor, el cariño de los alumnos. Y, por supuesto, nos sorprendió este nuevo estudio con el nombre de mi padre. Él siempre hablaba de dejar huella y creo que la dejó claramente. La entrevista hermosa, las fotografías. Esta forma de recordarlo ha sido muy hermosa. Le agradecemos a los profesores, estudiantes y a ARCOS, en general”, indicó al finalizar la ceremonia su hija Florencia, emocionada y orgullosa, a nombre de su familia.