“Primero es conmemoración, pero con un entendimiento de lo que hemos estado logrando año a año”, parte diciendo Margarita, quien trabaja en la biblioteca de ARCOS región de Valparaíso.
“Para mí, esta fecha se respeta y valora, pero también la veo como algo para poder analizar, replantearse y generar un entendimiento del porqué esta fecha marca en la sociedad, y del porqué se debe analizar. Y replantearnos qué queremos como mujeres en esta sociedad, ver si esa igualdad de la que tanto hablamos, ha avanzado en los ámbitos que nos compete como sociedad, Estado, etcétera (…) Es necesaria la reflexión, de entender en qué estamos, de informar e informarnos, de ser compañeras, de educar a un otro, desde las hijas, hijos, hijes, a los compañeros, maridos, parejas, a tu círculo de amistades y familiar. Siempre es bueno hablar, de replantearse las visiones y de cómo lograr que sigamos fomentando una educación feminista y no sexista, de respeto, de equidad y que sea un constante en el diario vivir, y que con el futuro se haga costumbre”, agrega de manera directa y con convicción.
En cuanto a los avances de igualdad, Margarita es más cauta. “Siempre es triste responder, ya que sabemos que no hay oportunidades, pero es la realidad. Es cosa de ver el diario vivir, con el hecho de ser dueñas de casa, el que cueste llegar a jefaturas, etcétera. También hay que mencionar, que el ya tener una Isapre es complejo para las mujeres porque sale el doble, por el simple hecho que estás en edad fértil. En Chile, la igualdad de oportunidades no es equitativa entre mujeres y hombres, y esto se ve en la inserción laboral, en cómo el sistema nos envuelve en esto, y también tiene que ver en cómo el Estado, que independiente de que ahora estemos avanzando en generar cambios, aún es lento, porque la educación de Estado debe generar el cambio como es debido”.
Sabe que cada una aporta desde su espacio para mejorar las condiciones. “Como funcionaria y encargada de una de las bibliotecas, es informar, respetar e integrar. Cada vez que tengo la oportunidad de conversar con las o les estudiantes, se trata de orientar en base a las herramientas que manejo. Se trata de cumplir con la integración a nivel general educativo, para estudiantes, docentes. Y esto lo enlazo con lo que aprendí y estudié en base a la educación pública, que es dejar de lado los estereotipos, donde todos tenemos derechos a la educación y a la información, algo que en algún momento fue cuestionado en este país, por lo mismo, mi función como bibliotecóloga es trabajar en base a las investigaciones, informar. Siempre hay que generar ese balance, donde los principios como mujer, persona, tengan unión con tu rol, tu profesión. También debo mencionar que las diversidades son necesarias, y en las bibliotecas del SIBA (Sistema Integrado de Bibliotecas ARCOS) se dan mucho, algo que se agradece bastante porque aprendes y aprehendes de ellos, porque se valora, porque hay una integración en base al respeto y logras nuevas visiones de vida. Y que esto no se da solamente por una visión feminista, es porque el circulo de funcionarias y funcionarios del departamento de biblioteca lo trabajamos así, en conjunto y equidad”, cuenta orgullosa.
Por supuesto, Margarita Soto sabe que no está sola, ni lo estuvo antes, pues siempre hay otras que ya hicieron su tarea y ella las admira y son sus referentes. “Como base, de mis estudios, y como visión ideológica tengo a la Beauvoir, de sus escritos, ensayos, novelas. También tengo como referente a Kate Millet, con su clásico libro de política sexual, pero una referente chilena para mí, es Elena Caffarena. Sabemos que, siendo abogada, generó el tema del sufragio universal en nuestro país, estuvo en el famoso MEMCH (Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile), que tuvo un rol muy fuerte. Además, organizó a un amplio abanico de mujeres y las impulsó a luchar públicamente por la igualdad de sus derechos, insistiendo en el derecho al trabajo, cultura y otras demandas, como el control a la natalidad, el aborto, divorcio, etcétera (…) Pero hay otra persona, a modo muy personal, que me marcó, como mujer, madre, abuela. En este caso, es mi abuela materna, Rosalinda González Ampuero, mujer, madre soltera de 6 hijas, las cuales sacó adelante sola, entre los años ‘40 a ‘60, donde la sociedad cuestionaba este punto, pues todos buscaban la ayuda de un hombre para salir adelante (…) Dentro de su época, para mí, fue una mujer avanzada, liberal, nunca dejó a sus hijas, las educó para ser fuertes, y no depender de nadie”, recuerda orgullosa.